ANAÏS ÉGLISES

He nacido en el paraíso verde
y verte aquí me llena de color. Viví en dos hogares, he creado uno, y cuando más siento que estoy en casa es al ver a mi madre. Me encantan las fresas y las frases, las cerezas y la cerveza. Aunque prefiero la última, en botella helada y, si es posible, frente a un atardecer.
Si no me encuentras, quizás esté viendo alguno, de viaje o escribiendo, pero no dejes de buscarme porque jamás dejo una llamada sin responder. Desconozco lo que es a medias. Me entrego por completo y por completo vuelvo en pedazos muchas veces. Para reconstruirme pillo cita con la poesía y con mis amigas.
No tengo ni idea de bailar pero soy la primera en saltar a la pista. Me gustan los tacones y en algún tacón ha nacido algún que otro verso.
El trébol de cuatro hojas me recuerda a mis tres hermanas junto a mí.
Soy una loca enamorada de «Le Petit Prince» y tengo dos Principitos que son toda mi vida. Mi Rosa más bonita me quiere desde el cielo, yo la llevo conmigo y la amo en todas partes. Me aficiona tanto el fútbol como las madrugadas, y por algún partido he pasado bastantes sin poder dormir. Quiero a pasos agigantados, tardo más de media vida en olvidar. Soy la intensa. Me cuesta ser puntual, pero me cuesta otro tanto que luego me echen la bronca.
Poseo una familia grande de peludos. Mi perrita partió hacia otro lugar y me partió. Desde entonces me gasto un perro que no cabe en el sofá pero ha entrado en mi corazón. Mis dos gatos, Pluma y Tinta, muchas tardes me recuerdan que el amor se escucha en un ronroneo. (Sus padres Verso y Rima también se han ido pero se han quedado clavados en cada espacio de nuestra casa.)
Por mis abuelos creo en los «para siempre». Y hay alguien que me quiere siendo el desastre que soy y sé que no es fácil.
Me destrozó profundamente descubrir que sin querer se deja de querer y ahora le tengo pánico al adiós. Ayúdame a sanar de ese miedo y si has llegado aquí, no te vayas.


«Adelante, puedes pasar sin llamar, para ti siempre tengo la puerta abierta.»

Anaïs Églises